CONTENIDO / TAREA
Es fundamental consignar que “como la
organización y la estructuración de la enseñanza es de responsabilidad
exclusiva del profesor, se deduce que es éste el que con su actuación
institucional determinará el que los estudiantes adopten un tipo de metas u
otras”. (García & Doménech, 1997)
Para conseguir el éxito y la eficacia en la
tarea hay que atribuirle “sentido (utilidad del tema)”. (García & Doménech,
1997) Para mantener la motivación y provocar el interés es preciso que los
contenidos sean significativos para el alumnado y hacer la tarea “atractiva e
interesante” (García Doménech, 1997) para que el estudiante pueda “implicarse
activamente en un proceso de construcción de significados”, como así reconocen
dichos autores.
Otro concepto que mencionan García &
Doménech (1997) en relación con la tarea, es que “aprender significativamente
también requiere la existencia de una distancia
óptima entre lo que el alumno ya sabe y el nuevo contenido de aprendizaje”.
(García & Doménech, 1997)
Tanto en las enseñanzas musicales como en todo
tipo de enseñanzas es muy necesario que las situaciones de enseñanza sean
objeto de goce, de placer por aprender; pues, “cuando el estudiante disfruta
realizando la tarea se genera una motivación intrínseca donde pueden aflorar
una variedad de emociones positivas placenteras”. García & Doménech (1997)
Son para tener en cuenta con este motivo las
palabras de José Saturnino Martínez (2011): “(...) lo más importante es
conquistar la motivación intrínseca por la educación, y (...) lo mejor para eso
(...) saber transformar los contenidos escolares en experiencias relevantes en
la vida del alumnado. Esto exige saber ponerse en su lugar, evaluar
adecuadamente su madurez y sus capacidades intelectuales”. (Menor, 2011) La empatía, una evaluación rigurosa y bien
enfocada y saber implicar al alumnado a través de actividades educativas
significativas y de calidad constituyen los ingredientes que incentivarán la
motivación y son el secreto para captar y mantener el interés del alumnado en
las propuestas educativas.
De la importancia de los componentes personales,
pero también contextuales habla Nuttin (1982) cuando define de este modo la
motivación que para él es “la orientación dinámica continua que regula el
funcionamiento, asimismo continuo del individuo en interacción con su medio”.
También tenemos en cuenta que “la auténtica
motivación surge del interior” (Gilbert, 2005) y que son múltiples las
variables que influyen en la motivación humana, algunas ya las hemos
mencionado, atienden a factores personales y contextuales; entre las primeras,
“las creencias, las metas y las atribuciones”. (Huertas & Montero, 2009).
En el contexto educativo determinan mucho la motivación “los procesos
afectivos, por su influencia en la conformación de metas, en el recuerdo, la
autoestima y los constructos personales” (Huertas & Montero, 2009).
Debemos tener mucho cuidado como docentes de
nuestro discurso y tratar de elevar siempre la moral del alumnado ya que le
ayudamos a conformar la idea de sí mismo y por tanto de la percepción de la
“autoestima o valía personal”. (Huertas & Montero, 2009). Tendríamos que
hablar más con nuestros alumnos, establecer una buena relación ya que “las
metas y las orientaciones durante una actividad académica se conciben como
ocasiones para saber más y aumentar la propia competencia”. (Huertas &
Montero, 2009)
El diálogo, los intercambios de ideas y
pareceres que ayuden a incrementar la motivación, a fijar bien los objetivos y
las metas tienen un cariz positivo porque “las metas que más nos orientan y
activan son las que tienen un alto nivel de conciencia y de reflexión
personal”. (Huertas & Montero, 2009). Por eso, hay que hacer expresas las
metas y hablar sobre ellas.
En lo que podemos denominar motivación
extrínseca y a la hora de compensar y valorar el trabajo y la actitud de los
alumnos son preferibles las “recompensas de contenido social y con carga
afectiva muy informativas, poco evaluadoras y no muy previsibles, son buenos
aditamentos para motivar y orientar en una tarea”. (Huertas & Montero, 2009)
No hay porque evaluarlo todo y tener una
actitud eminentemente fiscalizadora y valorativa, hay que saber formar grupo,
disfrutar y aprender juntos con una actitud colaborativa, sembrar en nuestros
alumnos el optimismo y el altruísmo.
Y un tópico actual de la Psicología y de la
Pedagogía, tal cual es la autoestima, constituye “uno de los factores ocultos
que más maneja los hilos de nuestra motivación” (Huertas & Montero, 2009).
Y en la línea de lo que venimos argumentando en cuanto al tema de la motivación
y que tenemos presente al diseñar la guía de esta unidad didáctica, es muy
necesario considerar que “los procesos de pensamiento que más intervienen en la
motivación y el aprendizaje reciben la denominación de procesos de
autorregulación”. (Huertas & Montero, 2009) Y estos procesos son los que
nos caracterizan como seres humanos en proceso de educación y tienen que ver
con el “reflexionar, controlar, regular nuestras acciones y armonizarlas con
nuestros conocimientos y pensamientos estratégicos”. (Huertas & Montero,
2009)
Como podemos comprobar en la motivación
inciden muchas cuestiones de carácter personal y social ya que “la motivación
en el aula es un conglomerado en donde se interrelacionan metas,
autovaloraciones, pensamientos y estrategias cognitivas, afectos y emociones,
atribuciones y expectativas, etc., etc.”. (Huertas & Montero, 2009) Dentro
de los factores contextuales, el profesorado es un estamento que condiciona de
forma esencial en el devenir del estudiantado, puesto que “el claustro de
profesores, su cultura, su eficacia colectiva son factores contextuales que
influyen en los resultados y motivación de los estudiantes”. (Huertas &
Montero, 2009). También tiene vital importancia un trabajo de aprendizaje
cooperativo, puesto que “la cooperación entre iguales no sólo produce beneficios
en el aprendizaje entendido como adquisición de conocimiento curricular o
rendimiento académico sino que también mejora la motivación”. (Huertas &
Montero, 2009) Y al hablar de trabajo cooperativo, “hablamos de una oportunidad
<<de oro>> para generar y sentir toda la fuerza motivacional que el
apoyo de los compañeros puede proporcionar”. (Barnett, Echeita, Escofet,
Fernández, Guix, Jiménez et al., 2003) Tampoco podemos obviar la suma
trascendencia que tiene “el modo en el que el profesor estructura el trabajo y
la forma de evaluar tiene claras implicaciones motivacionales”. (Huertas &
Montero, 2009)
Lo ideal es que los docentes se atreviesen a
“<<correr riesgos>> y experimentar en su docencia, de forma que
pudieran desarrollar modos innovadores de implicar a los estudiantes de forma
más efectiva en su aprendizaje”. (Hargreaves, 2003) Precisamente para trabajar
adecuadamente en la escuela la necesaria e imprescindible fuente de impulso del
aprendizaje, como es la motivación, se ha “de promover la creatividad y la
inventiva”. (Hargreaves, 2003)