jueves, 22 de noviembre de 2012

VARIABLES DETERMINANTES EN EL PROCESO EDUCATIVO



CONTENIDO / TAREA

 Es fundamental consignar que “como la organización y la estructuración de la enseñanza es de responsabilidad exclusiva del profesor, se deduce que es éste el que con su actuación institucional determinará el que los estudiantes adopten un tipo de metas u otras”. (García & Doménech, 1997)
 Para conseguir el éxito y la eficacia en la tarea hay que atribuirle “sentido (utilidad del tema)”. (García & Doménech, 1997) Para mantener la motivación y provocar el interés es preciso que los contenidos sean significativos para el alumnado y hacer la tarea “atractiva e interesante” (García Doménech, 1997) para que el estudiante pueda “implicarse activamente en un proceso de construcción de significados”, como así reconocen dichos autores.
 Otro concepto que mencionan García & Doménech (1997) en relación con la tarea, es que “aprender significativamente también requiere la existencia de una distancia óptima entre lo que el alumno ya sabe y el nuevo contenido de aprendizaje”. (García & Doménech, 1997)
 Tanto en las enseñanzas musicales como en todo tipo de enseñanzas es muy necesario que las situaciones de enseñanza sean objeto de goce, de placer por aprender; pues, “cuando el estudiante disfruta realizando la tarea se genera una motivación intrínseca donde pueden aflorar una variedad de emociones positivas placenteras”. García & Doménech (1997)
 Son para tener en cuenta con este motivo las palabras de José Saturnino Martínez (2011): “(...) lo más importante es conquistar la motivación intrínseca por la educación, y (...) lo mejor para eso (...) saber transformar los contenidos escolares en experiencias relevantes en la vida del alumnado. Esto exige saber ponerse en su lugar, evaluar adecuadamente su madurez y sus capacidades intelectuales”. (Menor, 2011)  La empatía, una evaluación rigurosa y bien enfocada y saber implicar al alumnado a través de actividades educativas significativas y de calidad constituyen los ingredientes que incentivarán la motivación y son el secreto para captar y mantener el interés del alumnado en las propuestas educativas.
 De la importancia de los componentes personales, pero también contextuales habla Nuttin (1982) cuando define de este modo la motivación que para él es “la orientación dinámica continua que regula el funcionamiento, asimismo continuo del individuo en interacción con su medio”.
 También tenemos en cuenta que “la auténtica motivación surge del interior” (Gilbert, 2005) y que son múltiples las variables que influyen en la motivación humana, algunas ya las hemos mencionado, atienden a factores personales y contextuales; entre las primeras, “las creencias, las metas y las atribuciones”. (Huertas & Montero, 2009). En el contexto educativo determinan mucho la motivación “los procesos afectivos, por su influencia en la conformación de metas, en el recuerdo, la autoestima y los constructos personales” (Huertas & Montero, 2009).
 Debemos tener mucho cuidado como docentes de nuestro discurso y tratar de elevar siempre la moral del alumnado ya que le ayudamos a conformar la idea de sí mismo y por tanto de la percepción de la “autoestima o valía personal”. (Huertas & Montero, 2009). Tendríamos que hablar más con nuestros alumnos, establecer una buena relación ya que “las metas y las orientaciones durante una actividad académica se conciben como ocasiones para saber más y aumentar la propia competencia”. (Huertas & Montero, 2009)
 El diálogo, los intercambios de ideas y pareceres que ayuden a incrementar la motivación, a fijar bien los objetivos y las metas tienen un cariz positivo porque “las metas que más nos orientan y activan son las que tienen un alto nivel de conciencia y de reflexión personal”. (Huertas & Montero, 2009). Por eso, hay que hacer expresas las metas y hablar sobre ellas.
 En lo que podemos denominar motivación extrínseca y a la hora de compensar y valorar el trabajo y la actitud de los alumnos son preferibles las “recompensas de contenido social y con carga afectiva muy informativas, poco evaluadoras y no muy previsibles, son buenos aditamentos para motivar y orientar en una tarea”. (Huertas & Montero, 2009)
 No hay porque evaluarlo todo y tener una actitud eminentemente fiscalizadora y valorativa, hay que saber formar grupo, disfrutar y aprender juntos con una actitud colaborativa, sembrar en nuestros alumnos el optimismo y el altruísmo.
 Y un tópico actual de la Psicología y de la Pedagogía, tal cual es la autoestima, constituye “uno de los factores ocultos que más maneja los hilos de nuestra motivación” (Huertas & Montero, 2009). Y en la línea de lo que venimos argumentando en cuanto al tema de la motivación y que tenemos presente al diseñar la guía de esta unidad didáctica, es muy necesario considerar que “los procesos de pensamiento que más intervienen en la motivación y el aprendizaje reciben la denominación de procesos de autorregulación”. (Huertas & Montero, 2009) Y estos procesos son los que nos caracterizan como seres humanos en proceso de educación y tienen que ver con el “reflexionar, controlar, regular nuestras acciones y armonizarlas con nuestros conocimientos y pensamientos estratégicos”. (Huertas & Montero, 2009)
 Como podemos comprobar en la motivación inciden muchas cuestiones de carácter personal y social ya que “la motivación en el aula es un conglomerado en donde se interrelacionan metas, autovaloraciones, pensamientos y estrategias cognitivas, afectos y emociones, atribuciones y expectativas, etc., etc.”. (Huertas & Montero, 2009) Dentro de los factores contextuales, el profesorado es un estamento que condiciona de forma esencial en el devenir del estudiantado, puesto que “el claustro de profesores, su cultura, su eficacia colectiva son factores contextuales que influyen en los resultados y motivación de los estudiantes”. (Huertas & Montero, 2009). También tiene vital importancia un trabajo de aprendizaje cooperativo, puesto que “la cooperación entre iguales no sólo produce beneficios en el aprendizaje entendido como adquisición de conocimiento curricular o rendimiento académico sino que también mejora la motivación”. (Huertas & Montero, 2009) Y al hablar de trabajo cooperativo, “hablamos de una oportunidad <<de oro>> para generar y sentir toda la fuerza motivacional que el apoyo de los compañeros puede proporcionar”. (Barnett, Echeita, Escofet, Fernández, Guix, Jiménez et al., 2003) Tampoco podemos obviar la suma trascendencia que tiene “el modo en el que el profesor estructura el trabajo y la forma de evaluar tiene claras implicaciones motivacionales”. (Huertas & Montero, 2009)
 Lo ideal es que los docentes se atreviesen a “<<correr riesgos>> y experimentar en su docencia, de forma que pudieran desarrollar modos innovadores de implicar a los estudiantes de forma más efectiva en su aprendizaje”. (Hargreaves, 2003) Precisamente para trabajar adecuadamente en la escuela la necesaria e imprescindible fuente de impulso del aprendizaje, como es la motivación, se ha “de promover la creatividad y la inventiva”. (Hargreaves, 2003)