martes, 31 de marzo de 2020

LO BELLO VS LA MÚSICA



La música es la esencia del orden, y eleva a todas las almas hacia lo bueno, lo justo y lo bello.  (Platón)

El concepto artístico de lo bello puede ensalzar y realizar un trato artístico de lo feo, de lo malo con un resultado artístico bello. El arte y todo lo humano es convención, el arte aspira a la libertad para que el artista pueda utilizar recursos y medios que resalten y realcen cualquier cosa desde un enfoque y un punto de vista artístico y al mismo tiempo contemplar perspectivas que nos hagan reflexionar y gozar de asuntos que nos pueden sorprender por su belleza en su trato artístico aunque se trate de cosas o asuntos que convencionalmente puedan considerarse cosas feas.
Y a este discurso no es ajena la música, como una de las artes más sublimes y que más puede conmover al ser humano.
Pensemos en el jorobado de Nuestra Señora de París, personaje de la obra maestra del gran Víctor Hugo, un personaje que por su aspecto físico puede resultar repulsivo y que tantas repercusiones tuvo en otras artes además de la literatura, por ejemplo, el cine, la música, los dibujos animados, el cómic,... El tratamiento del personaje con su ternura, su bondad, sus sentimientos nos hacen olvidar su fealdad y deformidad física para hacerlo un personaje atrayente al que se puede admirar y llegar a amar. Ejemplos del trato bello de algo feo produce bellas obras de arte.
La música remueve sentimientos, emociones, hace bello lo feo, o lo mal visto; pienso ahora en la Dama de la Camelias y su versión operística. La música hace mejores a los peores. El arte eleva al ser humano, lo acerca al Olimpo de los dioses; hace aspirar lo humano a lo divino.

En este estado de confinamiento busquemos refugio, consuelo, entretenimiento en la música, en su escucha y en su práctica y la música nos llevará y nos hará sentir estados de bienestar y de buenos sentimientos. La música nos ayudará a salir de ésta, de otras hemos salido... 

La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.   (Jorge Luis Borges)